Zacatecas, México, 1921.
Cursó estudios en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, bajo la tutela de Juan Cruz, Francisco Zúñiga y Santos Balmori, entre otros. Posteriormente también se dedicó a la docencia.
Entusiasta coleccionista de arte precolombino, primitivo, oriental, grecorromano y medieval, así como de arte gráfico, Coronel perteneció a la generación de artistas que vivieron la consumación del renacimiento mexicano con la pintura mural.
Se trasladó a París, Francia, donde frecuentó los talleres del pintor Bremer y el escultor Brancusi, autores que lo influyeron de forma trascendental en su producción.
Su obra está inspirada en los colores del arte prehispánico y primitivo y se ubica en un muy especial expresionismo, tratado con formas simplificadas.
Su primera exposición individual la realizó en 1954 y años después exhibió su obra en Francia, Italia, Japón, Estados Unidos y Brasil.
En 1947 viaja a Europa y fija su residencia en París, donde conoció a Marcer Breuer y Constantin Brancusi, con quienes tuvo una gran amistad que le permitió impregnarse de las experiencias de otras corrientes y artistas.
En 1959 ganó un premio en el Salón Nacional de Pintura, con su obra “La lucha”, y un año después durante la década de los años 60 regresó a México, cuya residencia alternó con una serie de viajes por Europa, Asia, Estados Unidos y Canadá, en la que logró la plenitud en su actividad artística. Participó junto con Mathias Goeritz, Rufino Tamayo y Pedro Friedeberg, entre otras muchas obras, en la decoración del Hotel Camino Real de la Ciudad de México.
Su plástica tiene influencia prehispánica y se apoya en imágenes semi abstractas en las que deja entrever elementos del pasado mexicano.