Guadalajara, Jal. México, 1970.

“Juan Carlos Manjarrez, sale del canon establecido por los artistas plásticos. Él descubre la pintura hasta los 22 años. Fue tras una plática en su universidad, con el artista multidisciplinario José Fors, quien lo mueve de tal forma, que decide en séptimo semestre de Arquitectura, tomar Pintura como materia optativa y ahí realiza su primera obra, que irónicamente es el único cuadro que conserva y está a un costado de su escritorio.

“De que me vean sin dinero en mi lugar natal, a que me vean en donde no me conocen, mejor me voy a otro lado, y decido irme a la Ciudad de México”, añadió. En la capital, fue admitido en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado del Instituto Nacional de Bellas Artes, La Esmeralda, más no era lo que deseaba, y a los quince días, así al estilo Manjarrez, decide partir. Aparecieron en su mente un sinfín de dudas: ¿Qué voy a hacer? ¿Cómo voy a aprender? —Me estoy metiendo a un mundo que no conozco–. Decide aprender leyendo, pero ¿cómo iba a tener acceso a los libros de arte sin recursos?

Así fue cómo la Librería Gandhi, se convirtió en su escuela. Hizo amistad con los que operaban el lugar y le permitieron pasar el día sentado por los pasillos, devorando los libros de la plástica. Pasaron ocho meses, pintando y leyendo sin interrpución.

*Fuente: revistapersonae.com